'...I'm a boy and I'm a man, I'm eighteen and I don't know what I want...' |
Año: 1971
País: Estados Unidos
Género: Garage.shock-rock
Puntuación: ▲▲▲▲▲
Género: Garage.shock-rock
Puntuación: ▲▲▲▲▲
Canción favorita: "I'm Eighteen"
Ámalo a muerte! imposible no dejarse seducir por la sudorosa propuesta de áspero garage contrastado con la frivolidad glam y revestido de una marcada inclinación proto-punk que oferta la banda en este mastodónico trabajo. Alice Cooper consiguen finalmente catapultarse por lo alto de la mano de un acertado Bob Ezrin en la producción, que cambiaría la dirección en el enfoque musical de la banda y que sería el comienzo de una muy fructífera y palpitante serie de discos que resaltan entre la siempre seductora atmósfera glam y shock-rock de inicios de los setenta.
El disco presenta el corte más significativos probablemente de la escena del rock de los setenta; ell “My Generation” de la nueva década, “I’m Eighteen” es un himno del rock a la rebeldía y a la confusión adolescente en el tránsito de convertirse en hombre; el desolador fondo musical de sucias guitarras dibujan un escenario sin esperanzas ni ilusiones en el que Cooper se luce en el apartado vocal, desfogando desde lo más interno de su alma y de su cuerpo sus vicisitudes existenciales, claro detonante del movimiento punk e inmortal pieza del rock garagero más intenso y crudo que se puede rescatar a comienzos de los sesenta.
Otro de los mejores momentos del disco es la irreverente “Is It My Body”, una provocadora pieza de rock áspero de cierta resonancia stoniana que incita tanto al erotismo como al morbo por el descubrimiento del apetito sexual adolescente.
El rock’n’roll bluesero les sirve de basa para la conjuración de sus diversos y divertidos cortes como la estupenda “Caught In A Dream”, deliciosa pieza del rock básico y limpio, mas totalmente adictivo y enganchante; "Long Way to Go" acelera el ritmo con un cabalgante rock ya de posturas más heavy; y la genial conexión de “Second Coming” comenzando con un lúgubre rock de tenebrosos y machucantes golpes en batería evocando premoniciones e imágenes bélicas que contrastan con las ensoñadoras y oníricas notas de piano de “Ballad Of Dwight Fry”, consiguiendo una interesante mezcla de contrastantes sensaciones, que conecta a finalmente con la simpática “Sun Arise”.
“Black Juju” es simplemente esplendida, su intrigante y atemorizante intro de percusión en tribal y los malicientos teclados muestran el grant alentó de la banda para concebir consistentes y verosímiles atmósferas mórbidas y evocar sensaciones recónditas de pavor y morbo a la vez en una astuta pieza extensa del más altisonante shock-rock de la época; junto con “Halloween Be My Name”, otra de las mejores piezas del disco, rica en imaginativos recursos tétricos.
Todo un orgasmo musical del más placentero y excitante rock setentero, incitante y morboso, sucio y placentero, peligroso y desafiante, tentador, musculado, un place r para los oídos y para el alma.