Año: 1968
País: Estados Unidos
Género: Progresive.Psychedelic-Pop
Puntuación: ▲▲▲▲1/2
País: Estados Unidos
Género: Progresive.Psychedelic-Pop
Puntuación: ▲▲▲▲1/2
Notable y pretencioso trabajo discográfico proveniente de la era dorada de la psicodelia sesentera, la juvenil agrupación muestra madurez y sofisticación en un fascinante disco conceptual que filtra tanto la psicodelia con el folk-rock con orientación a Donovan o los Beatles, insinuaciones ácidas de la Costa Oeste, exploraciones sensoriales conseguidas por la calada ejecución de pasajes y fondos instrumentales de matices y coloridad que insinúa sunshine y un temprano aroma progresivo en teclados (siguiendo la misma dirección que sus contemporáneos Procol Harum); en fin un muy destacable disco debut y meritorio trabajo a revalorar.
Luego del preludio de “Break Of Dawn” (que parece generar una escena sci-fi conceptual), encontramos el feed-back y distorsiones psicodélicas revolvianas y byrdsianas en “Fly”, deliciosa pieza pop dotada de exotismo ácido en un complejo fondo instrumental con evocaciones al “Magical Mystery Tour”; “Little Children” es una elegante pieza lenta pop que recuerda al trato melódico baroque de Boetcher o de los Association, además de una melancolía medieval acentuada por el empleo de la flauta dulce; “Christine” es otra airosa pieza pop-psicodélica de destacable elegancia musical; y “Crystal Ball” denota su vena prog-rock en un breve pasaje exploratorio que trae a la mente a unos venideros Caravan.
“Nobody” es una desoladora y depresiva pieza con huella de un Arthur Lee folk más calmado o unos Buffalo Springfield folk-pop; sigue la pomposidad de “O.D.” con profundos arreglos vocales (por ahí mostrando cierta devoción a unos Moody Blues) y acompañamiento de guitarra eléctrica ácida ya con postura progresiva; “Land of Sensations & Delights” acentúa su herencia revolviana en una pieza con resonancia baroque-folk; “The Times” con intro space y animado tiempo country-pop; “Magical Fingers of Minerva” con letárgica y mesmerizante atmósfera psicodélica byrdsiana de marcada profundidad y aromas orientales; y “Dead” con aires country a un Lee Hazlewood y manejo del blues melódico con clara huella de Donovan.
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