Año: 1976
País: Reino Unido
Género: Soft-rock.folk-pop
Puntuación: ▲▲▲▲1/2
Género: Soft-rock.folk-pop
Puntuación: ▲▲▲▲1/2
El siempre sofisticado y elegante sonido del escocés Al Stewart despampana en este trabajo con deliciosos arreglos de cuerdas y violines de fondo otorgando placenteras piezas del pop-folk, cálidas y ligeras, en la cual cabe resaltar la huella de Alan Parsons en la producción, logrando sumergir al oyente en un viaje de sedosas baladas que dibujan el ocaso del día en el momento en que se amalgaman el rojo del cielo con el amarillo del sol en la lejanías del mar, evocando vocalmente a unos Bee Gees barrocos, unos Beatles de su “Abbey Road” o “Let It Be”, Elton John o incluso algo de Bowie en su etapa folk-pop.
“Lord Grenville” es una delicia melódica folk-pop con arreglos orquestales y corales que podría cómodamente filtrarse en un “Odessa” de los mencionados Bee Gees; "On The Border" mantiene una misteriosa atmósfera acentuada por el fondo cortesía de Parsons, pinceladas de cuerdas españolas se dibujan eventualmente a lo largo de la pieza otorgándole cierto exotismo musical; “Midas Shadow” es un tema de mayor acentuación acústica que posee sutiles insinuaciones psicodélicas a la costa oeste en pleno verano del amor, la fresca "Sand In Your Shoes", estupenda pieza folk- pop ligera y de encantadora melodía vocal con huella de Dylan y evocaciones veraniegas románticas; y “If It Doesn't Come Naturally, Leave It” con tempo más acelerado y dulces notas de órgano que acompañan la pieza animada a la voz de un astuto Stewart en la melodía vocal.
“Flying Sorcery” consigue una resonancia sonora vespertina de mayor acentuación acústica country con aires bucólicos, bastante sofisticada pieza dotada de elegancia y dulces matices; el melodrama de “Broadway Hotel” con hermoso solo de violín; "On the Stage Before" con intrigante atmósfera que detona en un climático solo de guitarra eléctrica final de estilo épico; y cierra la pieza homónima, archiconocida escultura musical que define la instantaneidad y elegancia del disco, la evocativa sensualidad vocal de Stewart resulta un placer hedonístico a lo largo de las notas de piano que luego pasa a su épico pasaje instrumental flamante y rico en instrumentación y arreglos orquestales (imposible no traer a la mente a Love en su “Forever Changes” o a unos Zombies de su “Odessey and Oracle”) que de alguna manera inexplicable logra revivir la psicodelia sesentera del inmortal verano del amor de la costa oeste.
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