sábado, 26 de octubre de 2013

ARCTIC MONKEYS - AM


Año: 2013
País: Reino Unido
Género: Alternative.Stoner-rock
Puntuación: ▲▲

Apostando por un sonido más oscuro y de ascendencia ácida-psicodélica, los Arctic Monkeys consiguen madurar su sonido de un intrascendente post-punk-revival genérico a un estruendoso y denso stoner-rock; Turner en la voz resulta efectivo al emplear una sensualidad vocal en evocaciones, lamentos y tormentos mentales sobre obsesiones amorosas que devienen en una suerte de caprichos compulsivos hacia el sexo opuesto, exhibiendo al hombre como un animal sometido a sus impulsos y reflejos carentes de razón.

Aunque cabe resaltar que, musicalmente hablando, no parecen evolucionar considerablemente luego de su destacado Humbug”, este “AM” ofrece momentos intensos que destacan y se disfrutan en reescuchas quedándose plasmados en la mente del melómano amante del rock. “Do I Wanna Know?” da inicio al disco, atmósfera tensa y sigilosa, un riff mesmerizante se apodera de los sentidos en tormentosos lamentos de obsesión por una fémina, no está mal como corte de inicio aunque su enfoque comercial resulta algo genérico en reescuchas, sigue la efectiva “R U Mine?”, que acentúa su postura heavy con secciones metal en un intenso corte con coros psicodélicos noise-stoner y un manejo de las cuerdas catártico evocando a unos Kyuss noventeros; “One For the Road” es un corte que juega con el glam y la psicodelia con aromas funk, resulta formulista en una estructura que bandas como Black Keys o las Queens Of The Stone Age podrían ejecutar con mayor contundencia; y “Arabella” con referencia a Black Sabbath en una en encendida pieza que resulta efectiva y meritoria en su construcción, mas de flojo climax, no logra excitación ni delirio a pesar de propiciar el momento para una explosión ácida-stoner.


“I Want It All” es una pieza glam a lo T.Rex con conseguida atmósfera y enganche, resonancia eléctrica y coros psicodélicos-bubblegum resultan efectivos en un corte simple y sin rodeos mas totalmente disfrutable; y “No. 1 Party Anthem” es un tiempo lento con tacto melódico a lo Morrisey, nuevamente carece de un clímax especifico y por momentos se pinta como alguna balada derivativa a piano de Coldplay o Embrace, aunque se le da crédito por su fascinante fondo instrumental que dota de melancolía y desolación ante unos letárgicos ‘…come on, come on, come oh-o-o-o-on….’.

“Mad Sounds” es otro tiempo lento a lo Morrisey o J.J.Cale sin trascendencia mas que su parte final que consigue cierta sensibilidad con insinuación a unos Velvets; “Fireside” resulta uno de los momentos más plausibles al mezclar ejercicios corales beatlenianos del “Rubber Soul”, atmósferas densas con ascendencia acid-house derivadas de la explosión Madchester-sound y un mesmerizante empleo de cuerdas acústicas y rítmica batería.


Es resto del disco redunda en lo ya explicado sin lograr mayor exaltación ni interés para el oyente, cerrando “I Wanna Be Yours”, lenta pieza que redunda en su melodía a su “No. 1 Party Anthem”, sea esto a propósito o no, igualmente resulta muy manoseada y sin dirección y de clímax musical autocomplaciente.

miércoles, 23 de octubre de 2013

LOS PRISIONEROS - LA VOZ DE LOS 80S

 

Año: 1984
País: Chile
Género: Post-punk
Puntuación: ▲▲▲▲▲

Uno de los mejores trabajos discográficos provenientes del rock sudamericano, e igualmente proveniente de una de las mejores bandas de habla hispana; Los Prisioneros logran elaborar un sonido único y particular, derivado del punk inglés y con dirección post-punk ejecutan astutas y agitadas piezas llenas de dinamismo e ímpetu juvenil mas con destacable madurez tanto en la construcción melódica e instrumental como en la parte lírica.

Destaca el talento de su líder Jorge González en la mencionada construcción melódica y rítmica;  ávidas líneas de guitarras angulares y de bajo se comunican dinámicamente acertando además en el empleo de teclados para dar jovialidad y energía a las piezas, textos sardónicos que juegan con la crítica social, rebeldía juvenil, e inconformismo existencial con ánimos de reacción psico-social a lo lago de piezas bien construidas y memorables.

En su sonido se logra filtrar tanto el ímpetu punk de los Clash, y se adentran al post-punk que mistura la sonoridad neoyorkina de unos Talking Heads o Cars, con el post-punk del otro lado del charco como los Cure, Joy Division o los Smiths; sin embargo, su sonido astutamente huye de meras copias y se consolida junto con sus interesantes y entretenidos textos en una propuesta fresca, simple, directa y con la suficiente potencia y personalidad como para resaltar de entre lo mejor de la década ochentera por estos lares del hemisferio sur.

Arranca la enérgica “La voz de los 80”, agresiva pieza de punzantes textos que hacen referencia a un cambio social de pretensión nacional, se condimenta con un apabullante e irresistible manejo de las cuerdas con evocaciones garage-surf; “Brigada de Negro” es una pieza más pausada de tensa atmósfera y contenido lírico mórbido de noches de perdición y degeneración humana; sigue “Latinoamerica es un pueblo al sur de Estados Unidos”, genial composición con cargada crítica hacia una tierra resignada a estar siempre a la sombra del desarrollo económico y social de su vecino del norte, nos expone como títeres ignorantes necesitados de complacer al turista, logrando así una autocomplacencia indirecta hacia la potencia mundial que se satisface simplonamente en un interminable circulo vicioso; destacable por sus inspirados textos de contenido intelectual que se exponen en una jocosa rítmica reggae-ska muy a lo Clash.

“Eve Evelyn” es una notable pieza de mayor saturación atmosférica, cuasi-robótica parece hacer referencia a un Iggy Pop en “The Idiot” (parece apuntar al rock gótico) y posee un interesante pasaje instrumental en su parte media con aromas a unos Talking Heads; y “Sexo” hace referencia a unos primeros Police en su construcción rítmica e instrumental, y acierta al exponer al ser humano del fines del siglo XX como una mera bestia en celo disfrutando de su libertinaje sexual en una sociedad sin valores ni pudor, sometida subliminalmente al sexo fácil.

“Quien Mato a Marilyn” sorprende porque, en honor a la verdad, parece la versión perdida y traducida de algún corte ramoniano del 77, enérgica y directa, absorbe de la coyuntura americana conectándose con “Latinoamerica es un pueblo al sur de Estados Unidos” como referencia a la ‘trascendencia de la intrascendente‘ prensa amarilla yanqui en el hemisferio sur; “Paramar” aligera el contenido del disco en un tema lento por ahí con resonancia a unos Cars, “No Necesitamos Banderas” manifiesta cierta atmósfera de insatisfacción e indignación social, tensa y pausada a ritmo de reggae logra contundentemente exponer sus ideas anti-políticas de anarquía; sigue la entretenida «Mentalidad televisiva»; y cierra el disco la genial y demoledora «Nunca quedas mal con nadie», nuevamente recurriendo a la dinámica reggae-ska resulta irresistible la línea robusta y dominante de bajo con critica a la hipocresía humana y a la conveniencia.

THE ROLLING STONES - A BIGGER BAND

 

Año: 2005
País: Reino Unido
Género: Alternative.blues-rock 
Puntuación: ▲▲▲ 


Impotente regreso de la legendaria banda que acierta con este trabajo en presentar una revisión de su sonido más directo y crudo; si bien se alejan en cierta medida del excesivo manoseo FM y mainstream de sus predecesores discos noventeros (aunque inevitablemente termina cediendo en más de un corte a lo largo de este disco), sus textos terminan resultando de menor impacto y poco inspirados, restando mérito y siendo poco memorables en re-escuchas, dando como resultado una experiencia satisfactoria y muy disfrutable mas alejada de sus mejores momentos.

De lo recomendable, el detonante corte de inicio “Rough Justice”, áspera pieza en la que Richards exhibe un delicioso cocktail de cuerdas sucias garage.arena-rock, además de aderezarse con una atmósfera vertiginosa y acerba del más puro rock stoniano; “It Won't Take Long” con rugosa pastosidad eléctrica y un genial e intenso Jagger a la voz; ”Look What The Cat Dragged In”, estimable pieza rítmica que mistura a unos angulares Franz Ferdinand con INXS; “Sweet Neo-Con” y “Dangerous Beauty” exponen muy buenas ideas y consiguen agitados momentos de intensidad, aunque resultan extensas, de flojo desarrollo y poco memorables a la larga.


Las palmas se las llevan la irresistible “Rain Fall Down”, morbosa pieza disco-funk que revive de entre sus mejores momentos en su exploración musical de la segunda mitad de los 70s; y por supuesto “Infamy”, de entre lo mejor que ha hecho Richards en su etapa post-“Some Girls”, un directo blues que juega con el rock y el pop, de gustosa sección rítmica y aroma southern.

El disco también consigue frescos momentos de pop-rock simple y directo, muy característico de su etapa noventera, disfrutables, sin rodeos ni pretensiones, mas suficientes como para funcionar como medios tiempos rítmicos acertados y efectivos; destaca la pieza country “Let Me Down Slow” con frescas y sutiles emanaciones arena-rock; más country en “Biggest Mistake” con formulismo FM aunque hay que destacar el manejo melódico y sus estimables textos de arrepentimientos y culpas humanas; y la rítmica “Driving Too Fast” con reminiscencia a “Rough Justice” aunque lo suficiente vibrante para no pasar desapercibida.


En las baladas y tiempos lentos terminan cayendo en formulismos autocomplacientes y ya a estas alturas insoportables para el oyente, forzadas piezas genéricas que cualquier banda podría hacer como “Laugh I Nearly Died”; “This Place Is Empty” con Richards a la voz resulta estimable, aunque muy manoseada por su sonoridad y profundidad FM, si se logra prestar atención y aislar en la mente la línea de cuerdas acústicas uno puede imaginarse lo memorable que hubiera resultado la pieza a pura voz y guitarra acústica; “Streets Of Love” es otro predecible ejercicio facilista de construcción melódica que si bien la banda ha sabido ‘disfrazar’ con cierto mérito para convertirlo en épicas baladas, en esta ocasión les falla la poca creatividad lírica y la extensa prolongación de la pieza.

A pesar de los mencionados aciertos, el disco resulta tediosamente largo, editando algunos cortes cómodamente hubiese tenido mayor impacto y contundencia; el resto lo rellena piezas genéricas de poca trascendencia y de menor interés para el buen conocedor del sonido stoniano.