miércoles, 23 de octubre de 2013

LOS PRISIONEROS - LA VOZ DE LOS 80S

 

Año: 1984
País: Chile
Género: Post-punk
Puntuación: ▲▲▲▲▲

Uno de los mejores trabajos discográficos provenientes del rock sudamericano, e igualmente proveniente de una de las mejores bandas de habla hispana; Los Prisioneros logran elaborar un sonido único y particular, derivado del punk inglés y con dirección post-punk ejecutan astutas y agitadas piezas llenas de dinamismo e ímpetu juvenil mas con destacable madurez tanto en la construcción melódica e instrumental como en la parte lírica.

Destaca el talento de su líder Jorge González en la mencionada construcción melódica y rítmica;  ávidas líneas de guitarras angulares y de bajo se comunican dinámicamente acertando además en el empleo de teclados para dar jovialidad y energía a las piezas, textos sardónicos que juegan con la crítica social, rebeldía juvenil, e inconformismo existencial con ánimos de reacción psico-social a lo lago de piezas bien construidas y memorables.

En su sonido se logra filtrar tanto el ímpetu punk de los Clash, y se adentran al post-punk que mistura la sonoridad neoyorkina de unos Talking Heads o Cars, con el post-punk del otro lado del charco como los Cure, Joy Division o los Smiths; sin embargo, su sonido astutamente huye de meras copias y se consolida junto con sus interesantes y entretenidos textos en una propuesta fresca, simple, directa y con la suficiente potencia y personalidad como para resaltar de entre lo mejor de la década ochentera por estos lares del hemisferio sur.

Arranca la enérgica “La voz de los 80”, agresiva pieza de punzantes textos que hacen referencia a un cambio social de pretensión nacional, se condimenta con un apabullante e irresistible manejo de las cuerdas con evocaciones garage-surf; “Brigada de Negro” es una pieza más pausada de tensa atmósfera y contenido lírico mórbido de noches de perdición y degeneración humana; sigue “Latinoamerica es un pueblo al sur de Estados Unidos”, genial composición con cargada crítica hacia una tierra resignada a estar siempre a la sombra del desarrollo económico y social de su vecino del norte, nos expone como títeres ignorantes necesitados de complacer al turista, logrando así una autocomplacencia indirecta hacia la potencia mundial que se satisface simplonamente en un interminable circulo vicioso; destacable por sus inspirados textos de contenido intelectual que se exponen en una jocosa rítmica reggae-ska muy a lo Clash.

“Eve Evelyn” es una notable pieza de mayor saturación atmosférica, cuasi-robótica parece hacer referencia a un Iggy Pop en “The Idiot” (parece apuntar al rock gótico) y posee un interesante pasaje instrumental en su parte media con aromas a unos Talking Heads; y “Sexo” hace referencia a unos primeros Police en su construcción rítmica e instrumental, y acierta al exponer al ser humano del fines del siglo XX como una mera bestia en celo disfrutando de su libertinaje sexual en una sociedad sin valores ni pudor, sometida subliminalmente al sexo fácil.

“Quien Mato a Marilyn” sorprende porque, en honor a la verdad, parece la versión perdida y traducida de algún corte ramoniano del 77, enérgica y directa, absorbe de la coyuntura americana conectándose con “Latinoamerica es un pueblo al sur de Estados Unidos” como referencia a la ‘trascendencia de la intrascendente‘ prensa amarilla yanqui en el hemisferio sur; “Paramar” aligera el contenido del disco en un tema lento por ahí con resonancia a unos Cars, “No Necesitamos Banderas” manifiesta cierta atmósfera de insatisfacción e indignación social, tensa y pausada a ritmo de reggae logra contundentemente exponer sus ideas anti-políticas de anarquía; sigue la entretenida «Mentalidad televisiva»; y cierra el disco la genial y demoledora «Nunca quedas mal con nadie», nuevamente recurriendo a la dinámica reggae-ska resulta irresistible la línea robusta y dominante de bajo con critica a la hipocresía humana y a la conveniencia.

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