Año: 1971
País: Japón
Género: Heavy.Acid-prog
Puntuación: ▲▲▲▲
Canción Favorita: “Satori Part 2”
La psicodelia en islas niponas tuvo un mayor enfoque acido-progresivo derivado del impacto de bandas que por esos años estaban dictaminando la dirección del rock a comienzos de la década de los setenta, Led Zeppelin y Black Sabbath sembraron así un enfoque épico-siniestro que tendría una mayor influencia en el heavy-metal y el noise-primitive; una de esas bandas que vio una luz al enrumbarse en esta nueva vertiente del rock fueron la Flower Travelin’ Band.
Nutridos de la psicodelia ácida sesentera del más alto calibre, Cream y Hendrix, la electricidad visceral del noise de Blue Cheer, y filtrando recursos y estéticas de su propia cultura asiática, elaboran un sonido bastante interesante de estridencia carnal y saturación lo-fi con pretensión progresiva; perversos solos de un imprescindible Hideki Ishima de ascendencia a un Tommy Iomi seducen y sumergen al oyente a una alucinógena experiencia de progresivo ácido.
Su propuesta se enfoca en la generación atmosférica de tensos y claustrofóbicos pasajes de rítmica heavy, dotando a las piezas de una resonancia primaria que si bien se empapa de recursos derivativos, logra exaltar las ansias del exigente amante del buen rock. “Satori Part 1” por ejemplo juega con momentos progresivos que trae a la mente a la esquizofrenia del siglo 21 de King Crimson amalgamada con el heavy arena de Deep Purple; y “Satori Part 3” emanando psicodelia y magistral solo de armónica bluesera en un placentero jamming.
Entre lo más destacable resalta “Satori Part 2”, fenomenal pieza progresiva con delirante solo de guitarra eléctrica que se luce a lo largo de los siete segundos que dura el corte; “Satori Part 3” con atmósfera sabbathiana desoladora y depresiva, reminiscencia al “Iron Man” y un hipnotizante solo eléctrico de afiladas guitarras fatídicas y mercenarias, corte que para cualquier amante del stoner.rock le demolerá el cerebro, además de poseer un breve pasaje en su segunda mitad psico-progresivo con experimentaciones que traen a la mente a unos primeros Pink Floyd en su etapa ácida de “Interestelar Overdrive”.
Cierra “Satori Part 5” redundando en lo previamente explicado con geniales momentos de tensión y sincronización progresiva.
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