Año: 1973
País: Chile
Género: Acid-folk
Puntuación: ▲▲▲▲1/2
País: Chile
Género: Acid-folk
Puntuación: ▲▲▲▲1/2
El aroma de la brisa de esperanza de los ideales de paz y
amor de la contracultura americana se filtran en las cuerdas y melodías de la
importante banda chilena Sacros (rebautizados luego como Miel por razones de
fuerza mayor), se embeben del temprano estilo musical byrdsiano, del folk
humano de Dylan, del acid-folk de los Jefferson Airplane y Arthur Lee en Love y
el folk-pop de los Beatles en “Help!” y “Rubber Soul”; y componen hermosos
cantos de candor e inocencia hippie en una tensa y convulsiva coyuntura política
que vivían por ese entonces la nación chilena.
Inspirados y calmados pasajes liricos llenos de optimismo y
romanticismo humano hacia la vida, la naturaleza, el amor y la sensibilidad; Patricio
Panussis adopta la técnica byrdsiana en las 12 cuerdas dotando a las piezas de
una instantánea melancolía de subliminales textos antibélicos, siendo esto
probablemente el detonante para la censura y la suerte de destrucción masiva de
las copias del disco antes de ver la luz públicamente, quedando afortunadamente
algunas de estas ocultas por varias décadas hasta ser redescubiertas estos
tiempos en los que podemos revalorar este invaluable trabajo discográfico
temprano del rock sudamericano.
De por si arranca como los grandes evocando un aire
conceptual-espiritual con el corto pasaje mantra “Aum”, “En Primavera” evocando
los ideales de liberación de la contracultura americana en alusiones primaverales
de despertar sexual; ideales de libertad y paz se exhiben en la sutil aflicción
jangle de “Manos Duras” y en “La Realidad”; “Cobres, Pobres, Viejos” con
reflexivos textos de desigualdades sociales en un calmado y apacible ambiente
folky; “Su Herencia” con marcado estilo a lo Love con Arthur Lee en “Forever
Changes”, con variante de tempo en su parte media-final llegando a un
conseguido clímax de folk ácido; e “Iluso que Sueña”, apuntando ahora a los
Byrds con una marcada resonancia jangle.
De entre lo mejor del disco destaca la inspirada “Diosa del
Mar”, bellísima pieza de orfebrería folk bucólico llena de finas cuerdas
acústicas y acompañamiento de flauta dulce y arreglos corales que evocan una
sutil psicodelia baroque llena de sensibilidad y romanticismo generando una
atmósfera cuasi-espiritual; “Paloma De Plumas Blancas”, una oda al
enamoramiento vespertino y a la inocencia del amor; y la inspirada
“Quetzalcoatl”, canto de vehemente devoción hacia la deidad divina azteca con
acertado efecto de profundidad en percusión, dotando un aura conceptual
milenaria, además de jugar astutamente con las cuerdas en un estilo oriental
evocando sitares y lisergia psicodélica.
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