miércoles, 9 de julio de 2014

COUNTRY JOE & THE FISH – ELECTRIC MUSIC FOR THE MIND AND BODY


Año: 1967
País: Estados Unidos
Género: Psychedelic.Blues-rock
Puntuación: ▲▲▲▲

Inevitable banda a revisar dentro de la revolución ácida de la ciudad de San Francisco del 67, Country Joe & The Fish resultan notablemente inferior en términos de creatividad y contundencia si los comparamos con sus contemporáneos Buffalo Springfield, Jefferson Airplane y The Byrds, más su propuesta logra despertar cierta fijación y atracción en su sensualidad eléctrica y su atmósfera lisérgica que consigue una suficiente variación de su propuesta que los lleva a experimentaciones y misturas de estilos y géneros musicales bastante meritorio para una banda cimentada en el blues-based-rock.


“Flying High” ya despierta la atmósfera acida desde el inicio en agudas notas de cuerdas acid-blues, marcadamente accesible con cierta reminiscencia en estilo a un Donovan bluesero; “Not So Sweet Martha Lorraine” con intro y acompañamiento de organo es una acertada y destacable pieza electric-blues con insinuaciones funk; “Death Sound” es un blues rico en sección rítmica y de resonancia árida, aunque vocalmente poco contundente por un Joe McDonald carente de recursos; “Porpoise Mouth” es una de las mejors piezas del disco con destacado arreglo de cuerdas y percusión dota de cierto estilo experimental bastante sofisticado que los acerca a unos Doors; y “Section 43”, extensa pieza de jamming instrumental que exhibe incisivos pasajes de psicodelia garage y blues que si bien por momentos parece no ir a ninguna parte, logra despertar cierta sensación de trance alucinógeno que coquetea con el Space que podría haber inspirado a uno considerable numero de bandas vendieras como Afterglow,Iron Butterfly, C.A. Quintet, Arcadium, etc.


“Super Bird” marca su postura ante la política de Lyndon-B.Johnson en un surf-blues sardónico de tajante crítica; “Sad And Lonely Times” los acerca a terrenos country-folk mostrando la versatilidad de estilos de Barry Melton en las cuerdas; “Love” juega con el soul de James Brown en un mejunje sónico funk psicodélico bastante jocoso y enérgico; “Bass Strings” con delirante atmósfera lúgubre y funesta, no caería nada mal en unos contemporáneos Doors; “The Masked Marauder” introduciendo sutilezas progresivas; y “Grace” dedicada a Grace Slick y pieza de mayor regocijo experimental, arriesgada en su atmosfera pausada que logra momentos de hipnotismo sensorial.

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