martes, 17 de diciembre de 2013

THE ROLLING STONES – BRIDGES TO BABYLON


Año: 1997
País: Reino Unido
Género: Alternative.Blues-rock
Puntuación: ▲▲▲

La legendaria banda lanza este, disco en el cual se percibe mayor garra stoniana en comparación de su previo y muy accesible “Voodoo Lounge”, acertando por momentos con su oferta, aunque carentes de creatividad en general, desarrollando piezas aceptables en su escucha y disfrutables, mas de poca trascendencia.

“Flip The Switch” arranca el disco con un nervudo corte inicial de garage y arena-rock, rico en sus angulares guitarras y su punzante postura, resulta efectiva pues presenta su estampa stoniana, aunque genérica; sigue su superclásico “Anybody Seen My Baby”, plástica radiofórmula derivativa del sonido noventero FM, si bien funciona en primeras escuchas, carece profundidad y no crece en escuchas posteriores; “Low-Down” nos vuelve a ofrecer su cocktail stoniano con guitarras afiladas, sucias y seducción vocal; “Already Over Me” es un tiempo lento bastante lánguido y pretencioso, típica radiofórmula country-rock de predecible y complaciente sensibilidad, aunque no cae nada mal un par de escuchas hasta que finalmente denota su falta de creatividad; “Gunface” con dinámica funk resulta rica en su rugosidad y enérgica en su querencia garage-noise; “You Don't Have To Mean It” nos trae a la voz a un Richards vocalmente en un estilo reggae a lo Bob Marley, posee cierto encanto en su festiva y ligera atmósfera musical, aunque más se inclina a un world-music ochentero, y “Out Of Control”, destacable pieza con melodrama vocal que ejecuta una correcta variación de ritmos y tempos y un detonante estribillo.


“Saint Of Me” posee una atractiva sección rítmica, algo irregular en su apartado vocal con el instrumental por momentos; “Might As Well Get Juiced” es una pieza disonante y con cierto grado experimental, parece sugerir alternative e industrial en su base blues, resulta por momentos efectivas al exponer su crudeza garage-blues a efectos y distorsiones electrónicas y sintetizadores, más peca de monótona y sin dirección ni clímax; “Always Suffering” sigue la línea country rock en una balada simple que si bien posee cierto encanto bucólico, resulta redundante de sus previos trabajos en años anteriores; “ Too Tight” refresca de tanto melodrama con su característica bravura stoniana, visceral y angular, resulta un deleite para los oídos; “Thief In The Night” es otra pieza a la voz de Richards bastante disonante y bizarra, si bien su manejo de cuerdas y textura resulta rica en resonancia, exagera su pastosidad y no va a ninguna parte careciendo totalmente de clímax; y cierra el disco “How Can I Stop”, pieza lenta r’nb con notable emotividad, limpia y simple, de aceptables arreglos corales y explosivo parte final, placentero y apacible punto final para un disco de opiniones encontradas.


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