domingo, 8 de mayo de 2011

GEORGE HARRISON - ALL THINGS MUST PASS 1970


De todos los trabajos ralizados por los miembros de los Beatles en soltiario, este es el que más capta mi atención, y que ademas me provoca mayor goce auditivo. Su sentida y simple factura vocal derivada de Dylan, sus armoniosos arreglos sonoros, sus inspirados y reflexivos textos, la verdad que hasta yo que soy un escéptico empedernido termino creyendome toda el aura y el karma detras de este disco.

Probablemente de todos los mesías, pacifistas, revolucionarios y fanáticos religiosos que hemos visto a lo largo del tiempo en el ámbito musical, me atrevería a decir que sólo Harrison consiguió adaptar sus creencias y crear piezas con el intrínseco y fundamental objetivo de hacer música, mas alla de exponer sus ideas o conflictos personales. OJO, no es que menosprecie el trabajo de otros artistas que en sus ambiciones y complicaciones sonoras nos terminan iluminando con sus arriesgadas posturas que contribuyen al enriquecimiento de la variedad musical, ni mucho menor me atrevo a minimizar el destacado trabajo de los otros miembros de los Beatles luego de su separación.

Sin embargo hay que destacar el hecho de que tanto los trabajos setenteros de Lennon y McCartney se mostraron algo predecibles; comom una continuación de sus sonido y estilo musical cuando pertenecian a los Beatles, solo que ahora gozaban con automonia total. Sin embargo este trabajo de Harrison, realmente se presenta ante nosotros como algo totalmente necesario, de relativa novedad, interesante, la pregunta era ¿qué hará ahora el bealte que paraba a la sombra de la dupla Lennon/McCartney?. Y tamaña sorpresa se lleva uno al escuchar este trabajo.

Adentrandonos ya al sonido del disco, resulta muy conseguido el enfoque apacible y calmado de Harrison, que expone sus ideas en un fondo denso y pastoso (cortesía de Spector) mas totalmente fascinante y envolvente; que se fusionan con la esencia folk-pop de Harrison muy bien acentuada y enaltecida. Salvo el innecesario tercer disco (del cual mejor hacernos la idea de que no petenece al original), este trabajo termian dejando un grato sabor en los oidos y consigue excomulgar todos los demonios internos y las cargas personales, uno se siente feliz, tranquilo, salvado.

Sería insulso ponerse a hablar de cada corte de este extenso trabajo. Su sofisticado sonido puede sonar cansino en primeras escuchas, sin emabrgo es en posteriores reescuchas en las que se consigue disfrutar de su magnificencia y de su calada sensibilidad. A destacar por ejemplo el corte inicla "I'd Have You Anytime" creando ese ambiente íntimo y recóndito, con deliciosas guitarras y ese romantico '...All I have is yours, All you see is mine,And I'm glad to hold you in my arms...', imposible no lanzar un suspiro al aire


Probablemente los dos temas más conoicidos son "My Sweet Lord", un hermoso corte de mesmerizante melodía que termina envolviendote en su ansia de acercarse más a su dios. Simplemente uno no puede cansarse de este corte, da ganas de cantarlo hasta quedarse sin voz. Luego está "Isn't It A Pity", otro majestuoso corte, de delicada factura vocal y acentuado fondo de violines y flautas en su parte media. Es simplemente hermosa en su triste canto a la inmundicia humana. Pero el corte más hermoso del disco es, en mi modesta opinión, "Behind That Locked Door"; con esos bellos acordes en la parte inicial y ese sofisticado y dulce empleo de piano y cuerdas. Su simpleza y espontaneidad resulta de lo más primoroso.


En fin, este modesto y memorable trabajo, sin ambiciones ni pretenciones sonoras, consigue rescatar la fragilidad e instantaneidad de la mñusica. Nos conecta con lo mas interno de nuestra sensibilidad y nos libera por un momento de nuestras vivencias terrenales.

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