Original y totalmente disfrutable, los Sparks le dan en el clavo en este hilarante trabajo de sonido atractivo y atrevido, toda una obra maestra de punzante y jolgorioso glam-rock y lush-pop.
Tras la poca atención que estaban recibiendo en los Estados Unidos, los Sparks toman laa certada decisión de trasladarse a tierras inglesas, donde serían recibidos con los brazos abiertos y donde grabarían muy meritorio trabajos durante los setenta.
Muy interesantes y entretenidos textos por parte de los hermanos Mael serían su principal acierto; consiguiendo así entretenidos cortes de astuta construcción melódica y lírica.
A destacar entonces la estupenda "This town ain't big enough for both of us" con apabullante estilo musical lleno de sofisticación vocal (y una hermosa intro) que contrasta con los estruendosos efectos y riffs eléctricos (un estupendo Adrian Fisher a la guitarra) con esa intensa sección de batería. Tantas ideas y contrastes que vuelan de acá para allá que toman por asalto tus oidos, rescatando la osadía y audacia de los Velvets, Os mutantes o Curved Air en años anteriores.
Contagiante y vivaces piezas como "Amateur hour", o adictivas piezas de pegajosos estribillos y fascinante fondo instrumental como "Falling In Love With Myself Again".
Consiguen además cierto aroma oriental con un estilo vocal agudo en falsetto por parte del irreverente Russell Mael, quien enaltece las magistrales peizas como en la ávida "Here In Heaven", toda una orgía sónica.
"Hasta Mañana, Monsieur" parece predecer el estilo glam-lush de Queen, con estupendos teclados por Ron Mael; y la genial "Talent Is An Asset", una gema pop llena de frescura y simpleza que encanta con sus ricos contrastes y su juego instrumental.
"Complaints" es otro memorable corte directo con contagiante sección rítmica y aire bublegum. La fenomenal "In My Family" con cierto aire al "Nightmares" de los Creation, y cierra "Equator" otro fascinante corte con cierto estilo cabaret que da fin a ete magistral trabajo de una de las mejores y más originales formaciones setenteras.
Imprescindible para cualquier melómano y amante de las extravagancias sonoras.
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