martes, 30 de agosto de 2011
BJÖRK - POST 1995
Bastante peculiar es el estilo de esta islandesa artista; su música busca la vanguardia electrónica para conjurar atrevidas y originales composiciones audaces de encanto intimista muy bien acentuadaspor la dócil y frácil emotividad vocal que posee.
El resultado es un ecléctico estilo musical que si bien no es revolucionario ni reformista, logra convencer por su consistencia y su originalidad al ofrecer un balance entre el atractivo comercial y la innovación en recursos musicales.
En este su segundo trabajo como solista, nos encontramos con una Bork más agresiva, menos tímida que en su disco predecesor, de mayor impacto y resonancia, consigue liberar su catársis emocional y desfogar su emotividad en once magistrales cortes.
A destacar entonces "Army On Me", su gran clásico de ascendencia industrial, abrasiva, violenta, estruendosa, y a la vez minimalista, consigue cautivar con su impecable consistencia y su atractivo comercial. La colorida "Hyper-ballad" que nos muestra su querencia por la vanguardia electrónica más bilable en un libertino corte de júbilo juvenil noventero.
Si bien hay quienes adoran "It's Oh So Quiet", bueno a mi me parece algo forzada y fuera de lugar en este trabajo, sin embargo creo que sólo en este diverso y heterogeneo trabajo podría ser valorado este corte, un swing retro a lo Broadway bastante intenso.
De entre lo mejor del disco destaco "Isobel", con una estupenda Björk en la parte vocal y un estupendo arreglo en el fondo que fascina por su iluminación y su profundidad cuasi-celestial; "Possibly Maybe" con imnaculad apasibilidad que sería una de los fuertes de la artista islandesa y que sabría en futuros trabajos formular con eficiencia; y por supuesto "I Miss You", uno de los mejores cortes que he escuchado e esta mujer y que sorprende en su conjuración electro-house con percusión tribal y trompetas que querencia mambo más una cuasi-orgásmica Björk totalmente desinhibida, comulgando finura y exotismo sonoro de calada sofisticación que por momentos me hace preguntar qué estaría haciendo Yma Sumac si aún estuviera viva o si hubiera gozado de la vasta alamgama de recursos de estudio ochenteros y noventeros para sus producciones, si de por sí ya es revolucionario lo que esta última consiguio en los cincuenta.
Y ni que decir de lo que nos tendría preparado para los años posteriores...
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